El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, evocó este sábado 28 de junio los 16 años del golpe de Estado perpetrado contra el entonces presidente de Honduras, José Manuel Zelaya, y definió ese hecho, ocurrido en 2009, como un zarpazo criminal que pretendió arrebatar la democracia y los derechos al pueblo centroamericano.

A través de sus redes sociales, el jefe de Estado venezolano destacó la valentía y resistencia del pueblo hondureño.

«Desde el primer instante, la resistencia popular se hizo sentir en las calles; creo que es la jornada de resistencia popular más ejemplar y larga que se conozca contra una dictadura en la historia de América Latina y el Caribe», publicó Maduro, quien en 2009 se desempeñaba como Canciller.

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En este sentido, catalogó de inolvidables las lecciones aprendidas hace 16 años con el golpe de Estado. Entre ellas, destacó la valentía, la inteligencia y el humor de Zelaya «en los momentos más difíciles». Asimismo, aseguró que todo lo aprendido le «ha sido de gran valor en nuestra propia lucha contra el fascismo», haciendo una clara alusión a los desafíos enfrentados por Venezuela debido a la derecha extremista y su sumisión al imperialismo.

El acto central conmemorativo tuvo lugar en Tegucigalpa, encabezado por la presidenta de ese país, Xiomara Castro, junto a invitados especiales y diplomáticos. El presidente Nicolás Maduro envió un saludo sincero a Castro, al expresidente José Manuel Zelaya y a todo el pueblo hondureño.

El presidente Maduro reafirmó: «Celebramos su capacidad de resistencia y la lucha que han sostenido a lo largo de estos años, un camino que reafirma nuestro compromiso con el cambio y la justicia en América Latina. ¡Viva el Pueblo de Morazán!».

En paralelo, la capital hondureña y otras ciudades fueron escenarios de masivas movilizaciones en las que el pueblo dijo nunca más a los golpistas y rechazó el intento de fraude electoral que instiga la derecha hondureña en los comicios de noviembre próximo.

La jornada sirvió para recordar uno de los eventos más lamentables para la democracia latinoamericana, donde la resistencia popular se convirtió en un faro de dignidad.

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